Esta pregunta nos obliga a reflexionar sobre nuestras prioridades y a concentrarnos en lo que realmente importa. Este enfoque nos ayuda a dividir nuestras áreas principales de atención: la vida espiritual, la salud física y mental, la vida financiera y la vida emocional. Al hacer esto, podemos establecer metas más claras y efectivas para mejorar cada una de estas áreas, buscando así un equilibrio más saludable y satisfactorio en nuestras vidas.