Desde mi punto de vista, la adquisición de un nuevo hábito varía principalmente debido a factores relacionados con la persona, la circunstancia y el comportamiento. Cada individuo tiene sus propias características, actitudes y contexto que influyen en cómo asimilan y adoptan hábitos nuevos. La disposición personal hacia el cambio, la motivación, y el entorno en el que se encuentran son cruciales para facilitar o dificultar este proceso.
La habilidad específica para ejecutar un hábito puede ser importante en algunos casos, pero no es el único determinante. La actitud positiva, la consistencia en el esfuerzo y la capacidad para adaptarse son aspectos fundamentales que pueden influir aún más en la capacidad de una persona para establecer y mantener nuevos hábitos. Es esencial reconocer y trabajar con estas variables para desarrollar estrategias efectivas que promuevan el cambio positivo y duradero en nuestras vidas.