Las empresas ágiles están estructuradas de manera que pueden reaccionar con rapidez ante los cambios que se producen en su entorno a fin de reducir los riesgos y aprovechar las oportunidades.
Sus equipos a menudo trabajan de manera autónoma, pero colaborativa, para desarrollar productos y servicios, tienen objetivos a corto plazo y sus equipos trabajan en modo "sprint", en base a horizontes breves pero intensos.