Un hábito que me trajo múltiples beneficios fue el de entrenar 4 veces por semana.
Comenzó como una meta física, pero pronto noté que:
Dormía mejor y despertaba con más energía.
Tenía más claridad mental para trabajar y estudiar.
Mejoró mi estado de ánimo y reduje el estrés.
Me ayudó a crear disciplina, lo que también apliqué en otros ámbitos como el estudio técnico y la organización personal.
Este es un claro ejemplo de cómo un solo hábito puede convertirse en un hábito clave, ya que actúa como catalizador para otros comportamientos positivos.