Recuerdo haber incorporado el hábito de la meditación diaria hace algunos años. Al principio, comencé para reducir el estrés, pero descubrí que tenía efectos positivos adicionales. La meditación me ayudó a mejorar mi concentración y claridad mental, lo que a su vez aumentó mi productividad en el trabajo y me permitió manejar mejor las emociones. Además, me sentí más conectada conmigo misma y más capaz de enfrentar los desafíos cotidianos con calma y confianza. Estoy interesada en explorar cómo otros hábitos pueden seguir beneficiando mi vida diaria.