Al elegir un objetivo es importante tener en cuenta varios aspectos como:
- Especificidad: el objetivo debe ser claro y detallado, no vago ni ambiguo.
- Medible: el objetivo debe ser cuantificable, de manera que se pueda medir el progreso y determinar si se ha alcanzado.
- Alcanzable: el objetivo debe ser realista y posible de lograr. No debe ser demasiado difícil ni demasiado fácil.
- Relevante: el objetivo debe tener un propósito significativo y estar alineado con las metas a largo plazo.
- Tiempo: el objetivo debe tener un plazo específico para su cumplimiento, de manera que se puedan establecer metas a corto plazo para alcanzar el objetivo final.
Estos aspectos son resumidos en el acrónimo SMART, el cual significa: Specific (específico), Measurable (medible), Attainable (alcanzable), Relevant (relevante) y Time-bound (con un plazo definido). Al elegir un objetivo, es importante tener en cuenta estos aspectos para asegurar el éxito de los objetivos trazados.