Basándonos en el estudio de Phillippa Lally y su equipo, se concluyó que el tiempo necesario para que una persona adquiera un nuevo hábito puede variar significativamente. Esto puede ocurrir en un período que va desde 18 días hasta 8 meses. Esta amplia gama de tiempo refleja la variabilidad individual en la formación de hábitos, dependiendo de factores como la complejidad del hábito, la consistencia en la práctica y la capacidad personal para mantener el cambio de comportamiento.