El modo enfocado es aquel en el que nuestra mente se concentra de manera intensa en una tarea específica. En este estado, somos capaces de abordar problemas de manera directa, utilizando el pensamiento lógico y detallado para resolver cuestiones claras y concretas. Es el modo ideal cuando necesitamos concentrarnos en aprender conceptos específicos, realizar cálculos o resolver problemas puntuales. Sin embargo, este modo puede resultar agotador si se mantiene por mucho tiempo, ya que requiere gran esfuerzo cognitivo.
Por otro lado, el modo difuso se activa cuando nuestra mente se relaja y se dispersa, permitiendo que las ideas fluyan de manera más libre y creativa. Este estado es fundamental para la resolución de problemas complejos, ya que permite hacer conexiones entre ideas distantes, descubrir nuevas perspectivas y encontrar soluciones innovadoras. Alternar entre estos dos modos es crucial para un aprendizaje eficaz, ya que el modo enfocado nos ayuda a entender detalles específicos, mientras que el modo difuso favorece la comprensión global y la creatividad.