El modelo Kirkpatrick evalúa el aprendizaje en cuatro niveles: reacción (cómo se siente el participante), aprendizaje (qué conocimientos adquirió), comportamiento (si aplica lo aprendido) y resultados (impacto real en su entorno). Este enfoque permite medir si una formación transforma no solo lo que sabemos, sino también lo que hacemos y logramos.