cuando pienso en las recompensas que más placer me dan, veo que son de dos órdenes: unas, vinculadas a pasar el rato con mi pareja, ya sea en casa tomando un café, como en un paseo por la ciudad, o una caminata con mis mascotas. otras, vinculadas a la lectura, leyendo algo que nada tiene que ver con el curso o trabajo que estoy haciendo (una buena novela, por ejemplo, o poesía). este tipo de lectura disruptiva, por llamarlo de alguna forma, en muchas ocasiones me ha generado las mejores ideas para el trabajo (aunque ambas actividades, la lectura de esa novela y mi trabajo no hayan tenido ningún punto de contacto)