La gestión de múltiples tareas puede, en ocasiones, desviarme de completar otras actividades. Aprender a establecer prioridades ha sido una habilidad beneficiosa que me ha permitido mantener el enfoque en las tareas cruciales. Esta práctica no solo previene la pérdida de concentración, sino que también evita el aburrimiento y distracciones asociadas con tratar de abordar demasiadas cosas a la vez.