La mentalidad de crecimiento nos ayuda a ver los desafíos como oportunidades para mejorar, a valorar el feedback como una herramienta positiva y a persistir ante las dificultades. También destaca la relevancia de tener una motivación clara y aprovechar las oportunidades de aprendizaje que surgen en el día a día, ya sea a través de cursos, conversaciones o incluso leyendo algo nuevo.