Este enfoque de aprendizaje, basado en la pirámide de niveles y la descomposición en "chunks" o bloques pequeños de conocimiento, es perfectamente aplicable al proceso de aprendizaje en programación. La programación, al igual que la receta de lasaña de Alice, es un conjunto de habilidades complejas que se pueden dividir en sub-habilidades o pasos más manejables. Aprender a programar puede parecer abrumador al principio, pero al dividirlo en sub-habilidades, como entender la sintaxis de un lenguaje, aprender estructuras de datos básicas, manejar herramientas como Git, o desarrollar pequeños proyectos, el proceso se vuelve más alcanzable. Por ejemplo, para aprender a desarrollar una aplicación web, primero puedes aprender HTML y CSS (interfaz), luego JavaScript (lógica), y después explorar frameworks o bases de datos.
