En mi opinión, ambas alternativas son clave para asegurar el cumplimiento efectivo de los objetivos. Revisar constantemente la lista de objetivos es crucial porque ayuda a mantenerlos presentes en la mente y permite ajustarlos según sea necesario. Esto es fundamental para evitar que se olviden o se vuelvan irrelevantes con el tiempo. Por otro lado, anotar los objetivos junto con sus metas específicas proporciona una guía clara y tangible para la acción. Al hacerlo, no solo se tiene un recordatorio visual de lo que se quiere lograr, sino que también se fomenta la reflexión y la planificación activa sobre las tareas necesarias para alcanzar esos objetivos. Esta combinación aumenta significativamente las posibilidades de poner los planes en acción de manera efectiva y consciente.