Lo curioso fue que mientras lo probaba, mi hijo se acercó, vio lo que hacía y se puso a jugar conmigo. Verlo intentando adivinar el número, emocionarse cuando le decía si era mayor o menor, y hasta pedirme “una pista más” fue algo que no esperaba… pero me encantó.
Creo que ese momento hizo que todo tuviera más sentido. Aprendí, me reí, jugué y terminé entendiendo mejor cómo funcionan los condicionales, los bucles y las variables. Nada mal para un ejercicio que empezó como algo “de tarea”.
Así que sí… ¡JavaScript también se disfruta!