En esta clase aprendimos sobre el modelo de desarrollo en cascada (Waterfall). Vimos que este enfoque requiere definir y documentar todos los requisitos al inicio del proyecto, lo que puede llevar mucho tiempo y esfuerzo. Una vez aprobados, ya no se pueden modificar, lo cual representa una gran desventaja si el cliente cambia de idea o si aparecen mejores soluciones durante el desarrollo.
También entendimos que, al no permitir retroalimentación constante, el modelo Waterfall puede hacer que se pierda tiempo y recursos si algo sale mal o si las condiciones cambian. Además, al ser un proceso completamente secuencial, no permite priorizar tareas ni adaptarse fácilmente a nuevas necesidades.
La clase cerró con la idea de que, en lugar de hacer una sola entrega al final, puede ser más útil dividir el trabajo en entregas más pequeñas y frecuentes, para así recibir feedback temprano y ajustar el proyecto a tiempo. En la próxima clase, veremos cómo priorizar estas entregas para trabajar de forma más efectiva.