Un marco que puede ayudarte a reflexionar es el modelo 70-20-10:
70% aprendizaje práctico: poner en práctica lo que aprendes, experimentar, resolver problemas reales.
20% aprendizaje social: conversaciones, mentoría, colaboración, retroalimentación.
10% aprendizaje formal: cursos, lecturas, capacitaciones estructuradas.
La idea no es seguirlo de manera rígida, sino usarlo como espejo. Puedes hacerte preguntas como:
Formales (10%)
¿Estoy tomando demasiados cursos sin aplicarlos?
¿Solo acumulo teoría y certificados, o realmente llevo lo aprendido al trabajo/proyectos?
Sociales (20%)
¿Qué tan frecuente busco retroalimentación de colegas o expertos?
¿Me estoy apoyando demasiado en otros sin consolidar por mí mismo lo aprendido?
Prácticos (70%)
¿Qué porcentaje de mi tiempo paso “haciendo” en lugar de solo “sabiendo”?
¿Estoy documentando aprendizajes de mis experiencias para que no se pierdan?
Una forma sencilla de autoevaluarte es hacer un mapa de tu semana:
Lista tus actividades relacionadas con aprendizaje.
Clasifícalas en formal, social o práctica.
Calcula un porcentaje aproximado.
Reflexiona: ¿se parece al balance que quieres?
Lo valioso no es llegar a un número exacto, sino ver si estás desbalanceado en un extremo:
Mucho en formal riesgo de acumular teoría sin acción.
Mucho en social riesgo de depender de otros y no consolidar en práctica.
Mucho en práctico riesgo de repetir errores sin enriquecer con teoría ni feedback.