Es importante reflejar sobre cómo estamos distribuyendo nuestros esfuerzos de aprendizaje y garantizar que estemos invirtiendo en lo que realmente impulsa nuestro crecimiento. ¿Será que estoy enfocando más de 10% en actividades formales y no poniendo el aprendizaje en práctica? ¿O mi esfuerzo de aprendizaje está muy enfocado en interacciones sociales y descuido los demás aspectos, formales y prácticos?
La verdad, es una muy buena pregunta para detenernos a pensar. A veces uno se siente súper ocupado “aprendiendo”, pero si lo miramos bien, tal vez solo estamos haciendo cursos o leyendo cosas sin aplicarlas en el día a día. En mi caso, me he dado cuenta de que paso bastante tiempo en actividades formales, pero no siempre llevo ese conocimiento a la práctica… y ahí es donde realmente se aprende.
También me pasa que cuando comparto ideas con otras personas o escucho cómo resuelven ciertos problemas, aprendo muchísimo, incluso más que con un curso. Pero si solo me quedo en la parte social, también me pierdo de estructurar mejor lo que sé.
Creo que lo importante es buscar un balance entre lo formal, lo social y lo práctico. No se trata de hacerlo perfecto, pero sí de ser conscientes de dónde estamos poniendo más energía y si eso nos está ayudando a crecer o solo nos mantiene ocupados.