La metodología Getting Things Done (GTD) es una excelente forma de organizar tareas y mejorar la productividad. Los cinco pasos (capturar, decidir, organizar, revisar y ejecutar) me parecen claves para mantener el enfoque y evitar la procrastinación. Personalmente, me ha sido útil capturar todas las tareas que surgen en mi día, sin importar cuán pequeñas sean, para liberarme de la ansiedad de olvidarlas.
Además, he comenzado a implementar el hábito de hacer una lista antes de dormir, especialmente los domingos, para planificar mi semana con claridad. Esto no solo reduce la ansiedad, sino que también me da un enfoque más claro al inicio de cada día.
Creo que GTD es una excelente herramienta para mantener la productividad y estar más enfocado en lo que realmente importa.