Señal: Lo que desencadena este ciclo es la decisión de leer cuando salgo de casa hacia mi trabajo. Tener un libro donde están las llaves se convierte en un recordatorio constante de la importancia de la lectura en el día a día y me prepara mentalmente para lograr el habito.
Rutina: Dedicar 20 minutos de lectura en mi trayecto en el transporte público permite sumergir en nuevas ideas y aprendizaje.
Recompensa: Obtener un aumento de conocimiento. Cada página leída se traduce en una expansión de nuestra comprensión del mundo, enriqueciendo mis conversaciones y decisiones diarias.
Este loop de habitos (señal, rutina y recompensa) no solo mejora mi capacidad de aprendizaje, sino que también hace que mis desplazamientos sean más productivos y significativos.