Ya estoy inscrito ¿Todavía no tienes acceso? Nuestros Planes
Ya estoy inscrito ¿Todavía no tienes acceso? Nuestros Planes
0
respuestas

Lo que se aprendio

Durante este curso, he logrado comprender con mayor claridad cómo funciona mi cerebro en el proceso de aprendizaje. Descubrí que aprender no consiste únicamente en memorizar información, sino en alternar entre dos modos mentales: el modo enfocado, que utilizo para concentrarme intensamente en tareas específicas, y el modo difuso, que me permite generar conexiones creativas y profundas cuando me relajo o estoy distraído. Esta dualidad me ha ayudado a ser más consciente del ritmo y las condiciones ideales para aprender.

También he identificado que en muchas ocasiones he mantenido un mindset fijo, pensando que ciertas habilidades simplemente “no eran para mí”. Sin embargo, ahora reconozco que a través de la práctica constante, el esfuerzo dirigido y la actitud correcta, puedo adoptar un mindset de crecimiento y desarrollarme en cualquier área que me proponga.

Otro descubrimiento valioso fue entender que los momentos de descanso y ocio no representan una pérdida de tiempo, sino que son fundamentales para que el cerebro consolide y procese lo aprendido. Este conocimiento ha transformado mi percepción del tiempo libre como parte integral del aprendizaje.

Además, comprendí que cada persona tiene una forma particular de aprender. En mi caso, tengo un estilo de aprendizaje kinestésico, por lo que necesito aplicar y experimentar lo que estudio para que realmente se fije en mi memoria.

La Pirámide del Aprendizaje de William Glasser me reveló que retengo mucho más cuando aplico, enseño o practico un contenido, en lugar de limitarme a leerlo o escucharlo. Por otro lado, la Curva del Olvido de Ebbinghaus me ayudó a entender que sin repaso constante, la información se desvanece rápidamente, lo que me motivó a establecer hábitos de estudio más efectivos.

Antes solía recurrir al “cramming”, concentrando todo el estudio justo antes de una evaluación. Ahora prefiero adoptar la práctica distribuida, organizando mis sesiones de estudio en bloques más pequeños a lo largo del tiempo. De esta forma, no solo retengo mejor la información, sino que también reduzco considerablemente el estrés.