La transformación digital ha ampliado las oportunidades de aprendizaje, permitiendo a las personas explorar múltiples carreras y desarrollar competencias en campos emergentes a lo largo de la vida, lo que refuerza la importancia del Lifelong Learning. Este aprendizaje continuo se guía por motivaciones diversas, desde el desarrollo profesional hasta la búsqueda de propósito, como propone el Ikigai, que integra pasiones, habilidades, necesidades del mundo y remuneración. Además, la Teoría de Kolb nos recuerda que los estilos de aprendizaje son únicos, y diseñar experiencias adaptadas a estos estilos potencia la eficacia y la inclusión. En un contexto donde las carreras ya no son lineales, reconocer estas diferencias permite crear trayectorias personalizadas y alineadas con un propósito claro, fomentando la flexibilidad, la innovación y el crecimiento personal en un mundo en constante cambio.