Ser ágil significa entregar valor rápidamente, tener un abordaje enfocado en lo que genera más valor; es decir, cuando algún cliente tiene un problema, debemos ofrecerle entregas parciales de acuerdo con sus necesidades. Estos ciclos rápidos de entrega hacen que la retroalimentación sea constante para mejorar el servicio/producto, alcanzando mejores resultados al final del proceso.