Durante este curso aprendí que la clave para mejorar la productividad está en desarrollar hábitos sólidos y utilizar herramientas prácticas como el método Pomodoro y GTD. El Pomodoro me ayudó a organizar mi tiempo, reducir la ansiedad y enfocarme en la calidad de lo que hago. Por su parte, GTD me enseñó a liberar mi mente, priorizar tareas y ejecutar con mayor eficiencia. Al aplicar estos métodos junto con notas, recordatorios y pausas estratégicas, descubrí que puedo mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Me siento motivada a seguir practicando y fortalecer mi estilo de vida con estos nuevos hábitos que promueven orden, claridad y bienestar.