En esta clase comprendimos que la autodisciplina es mucho más que fuerza de voluntad: es el pilar que sostiene el enfoque, la constancia y la organización diaria. Aprendimos que mantenernos alineados con nuestras tareas y objetivos es lo que permite avanzar sin distracciones y que estar organizados facilita la toma de decisiones y reduce la dilación. Además, la autodisciplina potencia el desarrollo de otras habilidades profesionales, como la responsabilidad, la resiliencia y la proactividad.