Aprendimos que la creencia es ese estado mental en el que una persona acepta y sostiene como verdadera una idea, o incluso una opinión o convicción que se ha formado. No hace falta tener más disciplina de la que ya poseemos, lo que realmente necesitamos es saber cómo dirigirla y gestionarla un poco mejor, eliminando distracciones y estableciendo prioridades, incluyendo la del descanso y desconexión.
El secreto para lograr el éxito radica en escoger el hábito adecuado y acumular suficiente disciplina para poder establecerlo. Hay que darle a cada hábito el tiempo necesario para que se afiance.
Los esfuerzos cognitivos, como utilizar recursos mentales como la memoria, la atención, la percepción, el conocimiento, el razonamiento y la creatividad para resolver problemas, pueden ser bastante demandantes. Aprender a manejar la última tecnología, por ejemplo, requiere de una atención activa que consume energía.
Es importante reflexionar sobre cómo ha ido el día. Tomar decisiones pensando en lo que es mejor para ti. Buscar maneras más eficientes de realizar tus tareas. Reservar un tiempo para cuidarte a ti mismo. Y, claro, optimizar la rutina para poder disfrutar de más tiempo libre.