comprendí cómo funciona nuestro cerebro al aprender, entendiendo la diferencia entre tener una mentalidad fija o una de crecimiento, y cómo alternamos entre un pensamiento enfocado y uno más difuso. Aprendí también que los momentos de descanso y ocio no son pérdida de tiempo, sino aliados del aprendizaje. Así como distintos formatos para aprender, entendimos la pirámide de William Glasser sobre cómo retenemos mejor la información, la curva del olvido de Ebbinghaus y sobre por qué la práctica distribuida es mucho más efectiva que memorizar todo de golpe (cramming), especialmente si quiero aprender de verdad y a largo plazo.