Salir de la zona de confort no significa entrar en la de estrés, sino moverse hacia la zona de aprendizaje: ese punto donde los retos nos impulsan sin abrumarnos.
Ahí es donde ocurre el estado de flow, y donde los hábitos importan más que la motivación.
Porque al final, la dirección importa más que la velocidad, y los verdaderos distractores no siempre están en el celular… a veces están en la mente.