Una de las cosas más valiosas que aprendí es que no estamos aquí solo para pasar la vida como espectadores: nuestra vida merece ser protagonizada. Tomar ese lugar implica hacernos preguntas que nos muevan, que nos ayuden a elegir con intención lo que hacemos cada día, es necesario hacerlo en cada uno de los ámbitos de nuestra vida, vida espiritual, salud física y mental, vida financiera, vida emocional, etc.
Acciones simples tienen el poder de simplificar lo demás. Cuando enfoco bien mi energía, todo es más claro. No se trata de hacer las cosas perfectas, sino de mejora un poco cada día tomando las riendas de nuestra vida sin dejar nada al azar.