Tener una lista llena de buenos planes no sirve de nada si no se convierte en acción. El principio de Pareto me enseñó que enfocarme en las tareas más importantes es lo que realmente impulsa mis objetivos. Ahora sé que ser multitareas no me hace avanzar más rápido, solo me dispersa. La clave está en elegir lo esencial y dejar que eso guíe mi día.