Por eso merece la pena que dediquemos tiempo a entender cuál es nuestro objetivo, que puede cambiar, pero hemos de saber donde nuestro yo actual quiere estar en 10 años.
Y si aun así resulta difícil y lo urgente nos sigue distrayendo, una gran forma de facilitar la toma de decisiones es:
Cada vez que tengas que tomar una decisión piensa en tu yo de 80 años, e imaginate que se encontrase en la misma situación que tu y tuviese que tomar una decisión.
Si al pensar en ello lo primero que se te ocurre es dejar de lado la tarea, lo más seguro es que esa tarea no te ayude a llegar a donde quieres y solo sea una distracción.