Salir de la zona de confort, para mí, suena emocionante y en cierto modo lo es. Muchas veces me ilusiona la idea de buscar nuevas oportunidades, generar cambios y crecer. Pero justo en el momento de tomar la decisión final, aparece ese miedo: el temor a soltar lo conocido, a dejar atrás la comodidad. Y aunque cuesta, sé que es necesario. Porque solo al salir de esa zona podemos seguir aprendiendo, alcanzar nuestras metas y construir lo que realmente queremos para nosotros.
Ese miedo, lejos de ser un obstáculo, me parece un recordatorio poderoso: nos recuerda que somos humanos, que estamos en constante evolución, y que aprender de nosotros mismos es parte del camino. No todo lo que soltamos nos hace daño. A veces, incluso dejamos cosas buenas para apostar por algo mucho mejor!! Y eso está bien :)))