La Pirámide de Glasser, desarrollada por el psiquiatra William Glasser, es un modelo que enfatiza cómo diferentes formas de aprendizaje son influenciadas por nuestros sentidos desde una edad temprana. En esta estructura, la base representa las experiencias directas y prácticas, que tienen el mayor impacto en nuestro aprendizaje y comprensión. A medida que ascendemos hacia la parte superior de la pirámide, encontramos aspectos como la lectura y la escucha, que si bien son importantes, tienen menos influencia en comparación con las experiencias prácticas. Este modelo sugiere que para un aprendizaje efectivo y significativo, es crucial involucrar activamente los sentidos y proporcionar oportunidades frecuentes para la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos.