La teoría, según William Glasser sobre cómo los sentidos afectan el aprendizaje de los niños, representada por una pirámide que muestra que lo que más influye en el aprendizaje es la respuesta a las preguntas "por qué" y "para qué". Según esta teoría, los niños aprenden un 10% de lo que leen, un 20% de lo que escuchan, un 30% de lo que ven, un 50% de lo que ven y escuchan, un 70% de lo que discuten con otros, un 80% de lo que hacen y un 95% de lo que enseñan a otros. Se destaca la importancia de fomentar la autonomía y la autoestima en los niños para que adquieran nuevos conocimientos por sí mismos y aprendan de sus errores.