Algo que me sorprendió al aprender sobre el modo difuso fue darme cuenta de que mis mejores ideas no siempre aparecían cuando estaba concentrado frente a la computadora. Muchas veces, mientras caminaba, cocinaba o incluso descansaba, encontraba soluciones que antes no veía. Entendí que el cerebro necesita espacio para conectar ideas de forma relajada, y que aprender no es solo estudiar intensamente, también es confiar en los momentos de pausa.