La curva del olvido me hizo entender que aprender algo una vez no garantiza recordarlo para siempre. Nuestro cerebro empieza a soltar lo aprendido desde el primer día si no lo volvemos a revisar. Por eso, repetir, repasar y aplicar lo aprendido es clave para que se quede. Lo que no se practica, se borra… y lo que se repite, se fortalece. La repetición espaciada no es solo técnica, es supervivencia del conocimiento.