Descubrir la heutagogía me ha permitido asumir un rol activo y consciente en mi proceso de aprendizaje. He comprendido que no se trata solo de recibir respuestas o consumir contenido, sino de cultivar habilidades como la autodisciplina, el pensamiento crítico y la capacidad de problematizar lo que estudio. Al establecer objetivos claros, seleccionar mis recursos de forma estratégica y conectar el nuevo conocimiento con mi experiencia previa, el aprendizaje se convierte en una práctica significativa y transformadora. Compartir lo que aprendo me ayuda a consolidarlo y a crecer junto a otros, y con cada reflexión siento que avanzo, no solo como estudiante, sino como persona comprometida con su desarrollo. La verdadera motivación surge al saber que el aprendizaje está en mis manos, y que depende de mí hacerlo relevante, útil y vivo.