A lo largo de mi experiencia académica, he notado que mi forma de aprender se basa en gran medida en la práctica. Me resulta mucho más fácil comprender un tema cuando puedo experimentarlo directamente o aplicarlo de inmediato. Esto se nota especialmente en asignaturas como Programación, donde necesito resolver ejercicios tan pronto como veo una nueva teoría; es ese proceso de probar, equivocarme y ajustar lo que realmente me permite interiorizar el conocimiento.
Dicho esto, también tengo la capacidad de adaptarme a otras formas de aprendizaje. En materias más teóricas, muchas veces me basta con escuchar con atención en clase o leer el material con detenimiento, siempre y cuando esté bien explicado y organizado. Si los conceptos se presentan de forma clara, puedo comprenderlos sin necesidad de llevarlos a la práctica de forma inmediata.
En definitiva, aunque me identifico con un enfoque activo y práctico, también puedo aprender de manera más analítica cuando el contenido lo permite. Creo que esa combinación me permite ser flexible y ajustarme a diferentes tipos de desafíos académicos.