Iniciar un proyecto web no solo implica escribir código, sino también adoptar hábitos que faciliten el crecimiento y la organización del trabajo. Crear una carpeta específica, nombrar correctamente los archivos y entender la lógica detrás de nombres como index.html son pasos que parecen simples, pero que marcan la diferencia entre un proyecto improvisado y uno profesional. Estas prácticas iniciales son como los cimientos de una casa: invisibles al final, pero absolutamente esenciales.