Cuando estás convencido del propósito detrás de tus acciones, tomar decisiones se vuelve más claro y el esfuerzo tiene dirección. La confianza en lo que haces evita el autosabotaje y te ayuda a sostener tus hábitos incluso cuando la energía baja. Si no crees en ello, difícilmente podrás mantener el compromiso.