Este concepto invita a reflexionar sobre la intersección entre lo que amamos, en lo que somos buenos, lo que el mundo necesita y por lo que podemos ser recompensados. En un mundo acelerado y cambiante, el ikigai nos recuerda la importancia de alinear nuestras pasiones y habilidades con un propósito mayor, fomentando una vida equilibrada y satisfactoria. Encontrar nuestro ikigai no solo nos guía hacia la realización personal, sino que también nos permite contribuir de manera significativa a nuestra comunidad y al mundo.