Para optimizar mi aprendizaje, diseñé un cronograma semanal que integra los seis niveles de Bloom:
- comienzo memorizando conceptos clave con flashcards (lunes),
- comprendiendo mediante resúmenes y analogías (martes),
- aplicando lo aprendido en ejercicios prácticos (miércoles),
- analizando relaciones con mapas mentales (jueves),
- evaluando críticamente en debates o autoevaluaciones (viernes)
- creando proyectos originales (sábado)
Los domingos los dedico a repaso y ajustes. Este enfoque asegura un dominio progresivo, desde la retención básica hasta la innovación, adaptando estrategias como el método Feynman para enseñar (aplicar) o tablas comparativas (analizar). Uso herramientas como Anki para repaso espaciado y Notion para organizar actividades, priorizando mis áreas débiles (ej.: si fallo en "analizar", aumento tiempo en mapas conceptuales). Para temas como idiomas o programación, ajusto las tareas (ej.: escribir diálogos para "crear" o resolver problemas de código para "aplicar"), manteniendo siempre un equilibrio entre teoría y práctica.