Durante el desarrollo del proyecto, me pareció muy útil seguir el flujo clásico de Git para asegurar que cada cambio estuviera bien documentado y controlado. Usar git status me permitió verificar con precisión qué archivos habían sido modificados, mientras que git add y git commit me ayudaron a organizar y guardar los avances de forma ordenada. Finalmente, con git push, pude sincronizar todo con el repositorio remoto sin complicaciones. Este proceso no solo facilita el trabajo colaborativo, sino que también mejora la trazabilidad del código.