Dedica unos minutos cada mañana para planificar tu día, estableciendo metas claras y priorizando tareas. Reserva tiempo diario para practicar la codificación, resolviendo problemas y trabajando en proyectos personales. Utiliza técnicas como Pomodoro para mantenerte enfocado, tomando descansos regulares para evitar el agotamiento. Al final de cada semana, revisa tus logros y dificultades, ajustando tus métodos y planificaciones según sea necesario.