En mi caso, al crear el hábito de hacer ejercicio de forma constante, he notado que mi nivel de energía ha mejorado bastante. Empecé con solo 20 minutos al día, y ahora no solo me siento más fuerte físicamente, sino también más enfocada y con mejor ánimo. Eso ha impactado otras áreas de mi vida: duermo mejor y me siento más motivado para cumplir mis metas personales. El ejercicio se ha vuelto una forma de cuidar de mí misma, no solo a nivel físico, sino también emocional.