Formar hábitos exige tiempo y constancia, no hay atajos posibles. Requiere flexibilidad para adaptarse a las circunstancias reales, no perfeccionismo. Conocerse a uno mismo, aceptarse e integrar las propias limitaciones en las metas es fundamental.
Determinación y disciplina se construyen perseverando en el camino elegido, no desistiendo ante dificultades. Descanso, motivación y mirada a largo plazo son aliados indispensables. Cada persona tiene un ritmo único; lo importante es avanzar gradualmente sin abandonar.