Sí, los hábitos clave son increíblemente poderosos porque tienen un efecto multiplicador en otros aspectos de nuestra vida. Uno que recuerdo haber practicado es el hábito de planificar mi ciclo universitario. Esto no solo me ayudó a ser más organizado, sino que también:
Me permitió sentirme menos estresado porque tenía un plan claro. Aumentó mi productividad, ya que podía priorizar tareas importantes. Mejoró mi calidad de sueño porque terminaba el día sintiéndome satisfecho con lo que logré. Me motivó a ser constante, ya que veía los resultados tangibles de mis esfuerzos diarios. Observar las conexiones entre un hábito y sus beneficios indirectos realmente inspira a mantenerlo.