Después de explorar el método GTD, entendí que la clave para liberar mi mente y evitar la sobrecarga es capturar todas las ideas y tareas apenas surgen. Dejar de confiar en mi memoria y confiar más en sistemas organizados me permite enfocarme verdaderamente en lo que estoy haciendo. Procesar con claridad, organizar por prioridad, revisar con constancia y ejecutar con intención se convierten en una guía práctica para hacer las cosas bien, sin sentir que todo se acumula. Este método me enseña que productividad no es hacer más, sino hacer lo importante con enfoque y equilibrio.