Algo que me llamó mucho la atención de esta clase fue entender que crear un nuevo hábito no se trata solo de repetir una acción por 21 días, como se ha dicho durante mucho tiempo. Aprendí que esta idea viene de una interpretación incompleta del médico Maxwell Maltz, y que estudios más recientes, como el de Phillipa Lally, demuestran que cada persona necesita un tiempo diferente desde 18 hasta 254 días para automatizar un nuevo comportamiento.
Esto me hizo ver que no existe una fórmula mágica para cambiar. Crear hábitos requiere paciencia, compromiso y también comprensión de que pueden haber días difíciles. No por eso significa que hemos fallado. En mi caso, sé que no basta con que una alarma suene para motivarme a hacer algo, sino que necesito una estructura más clara y consciente para iniciar mis rutinas. Por eso, integrar el loop del hábito me parece una herramienta útil para mantenerme enfocada en lo que quiero lograr.