Imagina que quieres hacer un pastel. En el mundo tradicional, primero tendrías que escribir una receta detallada con todos los ingredientes y pasos, y luego seguirla al pie de la letra. Esto te tomaría mucho tiempo y podrías terminar con un pastel que no te gusta o que no es lo que querías.
En Agile, es como si empezaras a hornear el pastel por partes. Primero, decides qué es lo más importante para ti: ¿un pastel esponjoso, un glaseado delicioso o una decoración llamativa? Luego, te enfocas en esa parte primero.
Por ejemplo, podrías empezar con la masa. Haces una pequeña prueba para ver si está bien, y luego la ajustas según sea necesario. Después, te enfocas en el glaseado, y así sucesivamente.